La tierra en que nacemos y pisamos evoca casi siempre lo mejor del pasado y desatiende el dolor del presente y las sombras del futuro. Eso lo concedo como norma, pero hablar de Toledo es cosa seria, porque rastrear las fuentes de su historia y las obras de sus gentes trasciende al mundo todo.
No sólo la catedral y El Greco, las grandes obras de la literatura española tienen aposento en nuestra ciudad. Qué, si no, el Poema de Mío Cid, Garcilaso, el Lazarillo, San Juan de la Cruz, el Quijote. De pan vive el hombre pero no menos de contemplar y leer. Bien está que coma pero también que sepa.
Por eso, en lo que a mí se alcanza, Toledo es excelencia y el título de esta colección de editorial Ledoria lo lleva implícito. Se han propuesto sacar a escena diez cuadros toledanos, diez paisajes, diez santos, diez aspectos, en fin, para ensalzar a Toledo y animar al toledano a la lectura, porque no conozco otro remedio para hacer a un pueblo más libre, más cuerdo, más amante y más justo.
¿Quién viera en los parques a los toledanos leer y por las calles pasear rastreando las huellas de lo mejor del pasado?
RMJ.