Sinopsis:

El toledano Francisco Navarro Ledesma (1869-1906), al igual que otros escritores de la llamada Generación del 98, se esforzó por aclimatar en España las principales corrientes de la literatura universal coetánea, desde el Naturalismo hasta el Simbolismo, pero siempre lo hizo intentando conservar un vínculo regeneracionista con Toledo, España y su realidad popular. También procuró, mantener en toda su producción la homogeneidad estilística en el uso de un castellano castizo y rico en extremo. La equilibrada y clásica lengua de su prosa, y su actitud de lúcido pesimismo, no reñido con un humor irónico que le impide siempre caer en el derrotismo o en una estéril melancolía, son elementos fundamentales que garantizan la unidad de su obra de ficción, tan diversa en temas y discursos como la de pocos escritores de su tiempo, en España o fuera de ella. Por ejemplo, enriqueció el realismo mediante la atención al caso psicológico a la manera de los grandes escritores rusos y escandinavos del período. Sus relatos históricos se cuentan entre las recreaciones más perfectas de diferentes épocas, desde la Prehistoria hasta un futuro distópico. Además, consiguió aportar nuevos enfoques fundados en la combinación de erudición, especulación y fantasía para cultivar un tipo de literatura de la «imaginación razonada» que años después llevaría a su culminación Jorge Luis Borges. Navarro Ledesma es, desde este punto de vista, uno de sus precursores, conociera o no su obra el maestro argentino, tanto por cuentos simbólico-fantásticos como el magistral «La Ciudad Eterna» como por sus recreaciones metaliterarias del Quijote. El fallecimiento prematuro de Navarro Ledesma y la deficiente difusión y recepción de su narrativa de ficción han obstaculizado hasta ahora su justo reconocimiento como figura sobresaliente de la literatura española. La presente antología demuestra el alto valor literario e intelectual de su obra.